Sonia Aldama

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Refugio
Pernocta por las ramas

Tenía más de doscientos papeles

REFUGIO

Hay dos escaparates en cada esquina de una calle:

en uno, decenas de libros resignados

sobre el otro,yacen los cristales rotos

que tapan desordenadas hojas en blanco.

El ruido de la piedra que golpea la luna,

primero agrietada luego deshecha

en pedazos transparentes,

libera pero no salva a los hombres.

Sus gritos son ahora las palabras

que no se atrevieron a escribir.

 

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Pernocta por las ramas

abriendo la noche con los ojos

una melodía rompe la oscuridad

y el ruido anuncia el final de las horas.

I.

Comienza la caza cuando cae el sol

y el plumaje se aleja de los hombres

vuela sobre bosques y acantilados

convierte el sonido en un grito de guerra

o en la onomatopeya de su nombre.

II.

Pernocto por las calles

cierro los ojos si es de noche,

se abre el silencio con mi boca

este acantilado es tu distancia

el silencio es mi sombra,

mis alas enjauladas

atraviesan tu espacio.

Soy la voz que acaricia tu nombre.

III

Salimos de caza

el búho lanza su soledad al vacío

mientras yo espero paciente

hasta que la cola del viento me atrapa

y caigo sin encontrar mis alas.

IV.

Despierto y tus dedos mojados

me alejan de aquel abismo

sobre nuestros cuerpos

marcamos un territorio ajeno a los hombres

y el sonido confuso de nuestras voces

regresa de nuevo al bosque sin ramas.

Somos árboles que se perdieron

en la profundidad de sus raíces.

 

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Tenía doscientos papeles

escritos con tinta negra

que hablaban de amores

y rezos cobardes.

Arrojé cada hoja

a un río sin piedras,

(tú me sujetabas mientras lloraba).

Agradeciste mis plegarias

y tus dedos dibujaron

temblorosos en el aire

letras que no supe descifrar.

Todas nuestras palabras, mojadas

se borraron.

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