| 
			Lamentación de amor Mete 
			las armas, traidora,vuelve tus ojos vellidos,
 oye mis llantos agora,
  quita las manos, señora,
 con que arapas los oídos.
 Tus deseos son cumplidos
 y mis días,
 ora harás alegrías
 si alguna pasión te daba
 el gran despecho que habías
 cuando de mí conoscías
 que en verte resucitaba.
 Si por amarte esperaba
 cortesía,
 por mis huesos la querría
 si viniesen en tus manos,
 que la triste carne mía
 sé que en antes de año y día
 será un montón de gusanos.
 Mis ruegos, si no son vanos,
 y mandares,
 cuando mi huesa topares
 hecha de tristes agüeros,
 si por encima pasares
 y de mí te recordares,
 haz tus pies ligeros,
 y con ojos halagüeros,
 do estoviere,
 di, pasando, en miserere,
 que de nobles ganas nasce;
 si largo te paresciere,
 al menos, por quien te viere,
 di tú: requiescat in pace.
 |