Francisco Villaespesa |
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Quedó en mis manos...
Los jardines de Afrodita |
Quedó en mis manos un
jirón de encaje;
Te curvé bajo el yugo de mis brazos,
Y allí, sobre la alfombra,
entrelazados,
confundidos en un bárbaro grito,
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Palpitante de angustia y de terror te veo. Ya en tu carne has sentido los dientes del Pecado, y en medio de las lúbricas traíllas del deseo tu pudor se defiende como un ciervo acosado. A veces, en un ímpetu te vuelves irritada, y tu violencia aplastada y tu coraje hiere, y en otras, lacrimosa, suplica tu mirada con el dolor de un alma que de dolor se muere. Pero, defensa inútil. Llegará el caballero, y hundirá en tus entrañas virginales, su acero, y morirás bañada entre tu sangre ardiente... Y entregará tu cuerpo, en medio de la plaza, a la salvaje y ávida lujuria de la gente, ¡cual sangriento trofeo de su bárbara caza! |
La
sabia mano a cuyo tacto ardiente
¡Oh, el cálido contacto de tu frente!
Mis besos perfumaron el vacío
en un áureo manojo de serpientes,
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Qué bien rima la guitarra las sonrisas de Sevilla, los suspiros de Granada con el silencio de Córdoba y la alegría de Málaga! Almería sus amores sueña al pie de su alcazaba. Jaén se adormece a la sombra de un olivo y de una parra... Huelva, la heroica y altiva Adelantada de España, sueña con un Nuevo Mundo en el seno de otras aguas. Y Cádiz, la danzarina, baila desnuda en la playa, más blanca en sus desnudeces que las espumas más blancas. |
III
Las mariposas tienden sus
alas temblorosas
“¡Oh, púdicas vestales!
¡Oh, locas meretrices!
a un Fauno que en las
frondas oculto sonreía… |
IV
¡Que
incendie un sol de púrpura de nuevo el horizonte;
¡Oh,
viejo Pan lascivo!… Yo sigo la armonía
Tus
alegres canciones disipan mi tristeza,
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El
cisne se acercó. Trémula Leda
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Escucha cuando estés entristecido, en el silencio de tus noches solas, estas maravillosas caracolas que de remotas playas he traído. Y oirás, entre el tumulto de las olas, cantar a las sirenas, en tu oído: ¡Ni bálsamos ni jugos de amapolas producen un tan inefable olvido! Te irás adormeciendo a sus canciones soñando con nereidas y tritones ... Y si algún día tu soñar despierta, en la playa verás, bajo una palma, la desnudez de una sirena muerta, ¡de la sirena que murió en tu alma! PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE EL MAR
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