Francisco Morales Lomas

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Cosas de aquí

Destino de sal

Olas turquesas del mar

Rosa de pasión

 

COSAS DE AQUÍ
                                                                               A José Hierro

 

Si digo mi canto, una mano grande
 

conduce el olor de la jara al viento,
 

a la serenidad de un cielo cárdeno.

 

Llegaba de las aguas de las fuentes,
 

de lo inmenso de la patria dormida,
 

del sonido de las norias ligeras.

 

Como el sentimiento de un hombre que vuelve a casa,
 

el mundo imaginado en la tormenta.

 

Preso de la fruta que amarilleó el verano,
 

inmóvil en la crujía de fronda,
 

como arañando lo dulce del fuego,
 

en medio del crepitar de las ascuas
 

y de los mayores que hablan de la tormenta.

 

La significación de la captura
 

y su niebla que densa nos abraza.

 

Abierta marea que esconde el pétalo
 

de la alegría y su frondoso encuentro.

 

Aquí estoy, amigo, con la música que dúctil
 

me conduce por las palabras y su misterio,
 

abriendo puertas al cielo y su celada.
 

En una torre erigido, con alas
 

grandes que me lleven a la certeza
 

de la aurora y su cristal de reliquias.

 


II

 

Y después, crearnos hasta la vida.
 

En el goce de lo inmediato
 

libros acabados.

 

Y perseguir las horas con sus estrellas
 

y la eternidad con su semilla.

 

Navegar tanto que nos suba el combate
 

como un árbol con sus raíces.
 

Como frutos perfectos con la armonía
 

de un anhelo cuajado.

 

Comenzar desde lo imprevisto,
 

y siempre con el toro insaciable, eterno.

 

Sin descanso, llevar a la tierra
 

las quemaduras del alma y sus dársenas.
 

Con el goce de las espadas en alto
 

flotando en la incierta realidad.

 

Sin morir más, subiendo desde lo hondo
 

de los tambores y su música,
 

desde esa noche de dinosaurios
 

y pecados que abrieron este desierto.


III

 

Siempre hubo ese ocaso que nos unía
 

como una caricia que deja perfil
 

humano. Declinación con su sombra.
 

Un ocaso con muros de palabras
 

que se enredan a la consistencia
 

de la noche. Con bergantes y odaliscas.
 

Pequeñas traiciones de luminarias
 

y esa luna con su recuerdo de misterio
 

a palabras mojadas. Apenas oscuridad.

 

O acaso el viento con su tumulto.

 

Ahora que el vivir se nos hace lento
 

y nadie nos espera para entrar en la rada
 

con su vocación de siesta,
 

sacrifico mi empeño de claridades
 

y te recuerdo al borde de un vuelo,
 

como el primer día que nos revelamos.

 

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DESTINO DE SAL

Y el mar con su destino de sal
prolongando el silencio esta tarde.
Corazón de agua, rosa oscura,
sábana de oro rojo que muere,
rapaz tormenta, alas al viento,
rumor de antigua historia que amaina.
En ti termina el sueño del agua,
mi palabra mecida en la tarde,
calentura que salta en mi pecho.
Tú , mar, con el destino de sal.

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OLAS TURQUESAS DE MAR

Y las olas turquesas de mar
con su aventura de arena cálida.
Vírgenes derrotadas que atracan
y alcanzan la tierra virgen, nunca
hollada. Inventan aventuras
en las doradas playas de arena
y aroman de verticales ráfagas
de luz ensenadas ocultas.
En tranquilas bahías fondean
y en su pleamar de faro alumbran.

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ROSA DE PASIÓN

Rosas respiran cerca del mar,
en la cárcel del agua palpitan
y crecen, mórbidas vierten besos,
caricias de pétalos sus muslos.
Solo contemplo como un ladrón
su canto de agua y carne, carne
que vierte murmullo de amor,
carne húmeda que crece en la arena
y resucita esencia en mis ojos.

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