COSAS DE AQUÍ
Si digo mi canto, una mano
grande
conduce el olor de la jara al viento, a la serenidad de un cielo cárdeno.
Llegaba de las aguas de las fuentes,
de lo inmenso de la patria dormida, del sonido de las norias ligeras.
Como el sentimiento de un hombre que vuelve a casa, el mundo imaginado en la tormenta.
Preso de la fruta que amarilleó el verano,
inmóvil en la crujía de fronda,
como arañando lo dulce del fuego,
en medio del crepitar de las ascuas y de los mayores que hablan de la tormenta.
La significación de la captura y su niebla que densa nos abraza.
Abierta marea que esconde el pétalo de la alegría y su frondoso encuentro.
Aquí estoy, amigo, con la música que dúctil
me conduce por las palabras y su misterio,
abriendo puertas al cielo y su celada.
En una torre erigido, con alas
grandes que me lleven a la certeza de la aurora y su cristal de reliquias.
Y después, crearnos hasta la vida.
En el goce de lo inmediato libros acabados.
Y perseguir las horas con sus estrellas y la eternidad con su semilla.
Navegar tanto que nos suba el combate
como un árbol con sus raíces.
Como frutos perfectos con la armonía de un anhelo cuajado.
Comenzar desde lo imprevisto, y siempre con el toro insaciable, eterno.
Sin descanso, llevar a la tierra
las quemaduras del alma y sus dársenas.
Con el goce de las espadas en alto flotando en la incierta realidad.
Sin
morir más, subiendo desde lo hondo
de los tambores y su música,
desde esa noche de dinosaurios y pecados que abrieron este desierto.
Siempre hubo ese ocaso que nos unía
como una caricia que deja perfil
humano. Declinación con su sombra.
Un ocaso con muros de palabras
que se enredan a la consistencia
de la noche. Con bergantes y odaliscas.
Pequeñas traiciones de luminarias
y esa luna con su recuerdo de misterio a palabras mojadas. Apenas oscuridad.
O acaso el viento con su tumulto.
Ahora que el vivir se nos hace lento
y nadie nos espera para entrar en la rada
con su vocación de siesta,
sacrifico mi empeño de claridades
y te recuerdo al borde de un vuelo, como el primer día que nos revelamos.
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DESTINO DE SAL Y el mar con su destino de sal prolongando el silencio esta tarde. Corazón de agua, rosa oscura, sábana de oro rojo que muere, rapaz tormenta, alas al viento, rumor de antigua historia que amaina. En ti termina el sueño del agua, mi palabra mecida en la tarde, calentura que salta en mi pecho. Tú , mar, con el destino de sal. |
OLAS TURQUESAS DE
MAR |
ROSA DE PASIÓN PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DEDICADOS AL MAR |