¡Mármol que guardas inmortal memoria de alta constancia, de virtud severa, yo te saludo por la vez primera ardiendo en sed de libertad, de gloria! La página más bella de la Historia grabó en tu frente la nación Ibera, y en ti verá la gente venidera coronando a la muerte la victoria. ¡Ah, no te admire el universo en vano! De la ambición el ímpetu sañudo, quiebre en tu base su furor insano, y hable a los pueblos tu silencio mudo, y hable también al opresor tirano... ¡Monumento inmortal, yo te saludo!
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Reina el silencio: fulgidas en tanto luces de paz, purísimas estrellas, de la noche feliz lámparas bellas bordáis con oro su luctuoso manto. Duerme el placer, mas vela mi quebranto y rompen el silencio mis querellas, volviendo el eco unísono con ellas de aves nocturnas el siniestro canto. ¡Estrellas cuya luz modesta y pura del mar duplica el azuloso espejo! Si a compasión os mueve la amargura, el intento penar porque me quejo ¿cómo para aclarar mi noche oscura no tenéis, ¡ay! ni un pálido reflejo?
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Significado de la palabra yo améImitación de ParnyCon yo amé dice cualquiera esta verdad desolante: _Todo en el mundo es quimera, no hay ventura verdadera ni sentimiento constante. Yo amé significa: _«Nada le basta al hombre jamás: La pasión más delicada, la promesa más sagrada, son humo y viento ¡y no más!»
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¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente! ¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo la noche cubre con su opaco velo, como cubre el dolor mi triste frente. ¡Voy a partir! La chusma diligente, para arrancarme del nativo suelo las velas iza, y pronta a su desvelo la brisa acude de tu zona ardiente. ¡Adiós, patria feliz, edén querido! ¡Doquier que el hado en su furor me impela, tu dulce nombre halagará mi oído! ¡Adiós!... Ya cruje la turgente vela... El ancla se alza... el buque, estremecido, las olas corta y silencioso vuela. |
Dime, luz misteriosa, que ante mis ojos vagas, y mi interés despiertas, y mi vigilia encantas, ¿Eres quizás del cielo lumbrera destronada, que por la tierra mísera peregrinando pasas? ¿Eres un genio o silfo de nuestra virgen patria, que de su joven vida contienes la ígnea savia? ¿Eres de un ser querido quizás errante ánima, que a demandarme vienes recuerdos y plegarias; O bien fulgente chispa de las brillantes alas con que sostiene al triste la célica esperanza? No sé; mas cuando luces hermosa a mis miradas, de tropicales noches en la solemne calma, _ya exhalación perdida cruces la esfera diáfana, ya cual la brisa juegues meciéndote en las cañas; ya cual diamante puro te engastes en las palmas, cuyo susurro imitas, cuyo verdor esmaltas;_ paréceme que siento revelación extraña de místicos amores entre tu brillo y mi alma. Paréceme que existen secretas concordancias entre el afán que oculto y entre el fulgor que exhalas. ¡Oh, pues, lucero o silfo, ánima o genio, lanza más vívidos destellos mientras mi voz te canta! Los sones de mi lira, las chispas de tu llama, confúndanse y circulen por montes y sabanas, y suban hasta el cielo del campo en la fragancia, allá do las estrellas simpáticas los llaman. ¡Allá do el trono asienta el que comprende y tasa de toda luz la esencia, de todo afán la causa! |
¡Feliz quien junto a ti por ti suspira, quien oye el eco de tu voz sonora, quien el halago de tu risa adora, y el blando aroma de tu aliento aspira! Ventura tanta que envidiosa admira el querubín que en el empíreo mora, el alma turba, el corazón devora, y el torpe acento, al expresarla, expira. Ante mis ojos desfallece el mundo, y por mis venas circular ligero el fuego siento del amor profundo. Trémula, en vano resistirte quiero... de ardiente llanto la mejilla inundo... ¡delirio, gozo, te bendigo y muero!
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